Un trabajo presentando en una conferencia sobre obesidad en Nueva Orleans, Estados Unidos, llegó a la conclusión tras un seguimiento a ocho mil jóvenes durante cinco años, que estar casado eleva las chances de engordar. Los voluntarios, que se sometieron a la investigación, tenían hasta 28 años al comienzo del estudio. Cinco años más tarde, los que seguían solteros habían aumentado menos, en promedio, que los que se casaron. En cambio, los que empezaron a convivir, sin casarse, mostraron valores intermedios.