Mientras se confirma que el crecimiento económico en España no equivale a una reducción de la pobreza, sino todo lo contrario, se dan paradojas como el hecho de que la banca dispara las comisiones entre sus clientes. Comisiones por transferencias, emisión y mantenimiento de tarjetas o retirada de dinero de los cajeros hacen cada vez más ricas a las entidades bancarias. Con unos beneficios cada vez mayores, los bancos españoles son los segundos en la Unión Europea en la realización de transferencias, con un recargo mínimo de 3,18 euros.