No me gusta celebrar los aniversarios, las cifras ni las fechas clave de casi ningún acontecimiento. Esta semana, sin embargo, se producirá un hecho que sí es previsible que me emocione: el miércoles, cuando el trasbordador Endeavour despegue con sus siete tripulantes a bordo, la humanidad habrá puesto en el espacio al astronauta número 500. Desde el mítico viaje de Gagarin, en 1961, habrán transcurrido 48 años y decenas de misiones espaciales.