edición general
  1. La democracia siempre es imperfecta, ahora estamos en el extremo de la imperfección. Echamos muchas culpas a los políticos, a los grupos de poder, a la corrupción y también a las conspiraciones. Pero igual el enemigo lo tenemos dentro. Tenemos una sociedad débil, fragmentada, donde cada uno piensa en sus intereses, donde cualquier inicitiva de la sociedad se diluye pronto. Si fueramos una sociedad fuerte los políticos se cuidarían de no sobrepasar ciertos límites porque la sociedad los castigaría de forma contundente.

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