edición general
  1. Ayer recordé que en las elecciones de 2004, de triste recuerdo, a Rajoy le dijeron que no hacía falta que hiciera nada. Se justificaron en que la campaña la podía hacer principalmente Aznar y que las elecciones estaban ganadas sin más esfuerzo.

    Ahora, todo eso, después de un par de entrevistas a Rajoy y una visita a un dolmen tiene un aspecto bien distinto y se confirman nuestras sospechas de por qué se escondía detrás de un plasma.

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