Pensaba que nadie se acordaría de aquel pregúntame.
Yo no empecé exactamente ejerciendo la prostitución "de lujo". Pero dejando eso a un lado, lo que habría que garantizar, en mi opinión, es que quién ejerza la prostitución lo haga libremente y con una serie de garantías y de derechos laborales asegurados, igual que también habría que garantizar de forma efectiva una serie de derechos laborales a cualquier otro trabajador sea hombre o mujer.
Por otra parte oprimidos sexualmente por herencia de una moral sexual cristiana que considera el sexo un pecado estamos todos, tanto hombres como mujeres. Y tradicionalmente, seguramente hemos estado más oprimidos los hombres homosexuales que las mujeres heterosexuales.
La verdad, ese discurso de que como las mujeres son seres tradicionalmente más oprimidos que los hombres han de ser fruto de especial protección, llegando hasta el punto de prohibirle a una mujer que libremente se quiere dedicar a la prostitución ejercerla, a veces me parece que esconde cierta moral conservadora, me suena algo paternalista, e incluso un poco machista.
@nanobcn El tema es que se tiene mucho escepticismo cuando se proclama la libertad para ejercerla, de la misma manera que ante la libertad de alquilar el vientre. Experiencias como la "liberación sexual" de los sesenta, que al final ha sido señalada que sólo servía a un modelo a beneficio del hombre, ha hecho sospechar mucho cuando se proclama una libertad.
Es complicado, mi experiencia hace costarme creer que exista esa libertad pero pienso que si no se escucha a las personas que ejercen la prostitución es un error si o si por lo complejo que es.
Pensaba que nadie se acordaría de aquel pregúntame.
Yo no empecé exactamente ejerciendo la prostitución "de lujo". Pero dejando eso a un lado, lo que habría que garantizar, en mi opinión, es que quién ejerza la prostitución lo haga libremente y con una serie de garantías y de derechos laborales asegurados, igual que también habría que garantizar de forma efectiva una serie de derechos laborales a cualquier otro trabajador sea hombre o mujer.
Por otra parte oprimidos sexualmente por herencia de una moral sexual cristiana que considera el sexo un pecado estamos todos, tanto hombres como mujeres. Y tradicionalmente, seguramente hemos estado más oprimidos los hombres homosexuales que las mujeres heterosexuales.
La verdad, ese discurso de que como las mujeres son seres tradicionalmente más oprimidos que los hombres han de ser fruto de especial protección, llegando hasta el punto de prohibirle a una mujer que libremente se quiere dedicar a la prostitución ejercerla, a veces me parece que esconde cierta moral conservadora, me suena algo paternalista, e incluso un poco machista.