No voy a entrar en si la prostitución libre es más o menos mayoritaria, pero sí creo que ilegalizando la prostitución, o persiguiendo a los clientes, lo único que se consigue es estigmatizar más a los trabajadores del sexo y hacer la actividad más clandestina con todo lo que conlleva.
Por otra parte todos estamos de acuerdo en que hay que combatir la prostitución forzada o ejercida en condiciones de explotación. Pero a mi parecer igual que hay que perseguir la minería ejercida en condiciones de explotación sin por ello tener que prohibir toda actividad minera, por poner un ejemplo.
Por cierto, dejando a un lado el drama humano que supone, incluso desde un punto de vista puramente egoísta los primeros interesados en que se persiga la prostitución en condiciones de explotación son los trabajadores sexuales que ejercen libremente, puesto que además de suponer un desprestigio supone también una competencia desleal, por así decirlo.
Tal vez la opción fuese legalizarla con muchas garantías, pero sobre todo con una idea, quien la quiera ejercer podrá pero con control administrativo, para poder definir que es legal y que no. Una vez definido lo legal meterle mano a mafias será fácil. El problema es la alegalidad que tiene ahora.
No voy a entrar en si la prostitución libre es más o menos mayoritaria, pero sí creo que ilegalizando la prostitución, o persiguiendo a los clientes, lo único que se consigue es estigmatizar más a los trabajadores del sexo y hacer la actividad más clandestina con todo lo que conlleva.
Por otra parte todos estamos de acuerdo en que hay que combatir la prostitución forzada o ejercida en condiciones de explotación. Pero a mi parecer igual que hay que perseguir la minería ejercida en condiciones de explotación sin por ello tener que prohibir toda actividad minera, por poner un ejemplo.
Por cierto, dejando a un lado el drama humano que supone, incluso desde un punto de vista puramente egoísta los primeros interesados en que se persiga la prostitución en condiciones de explotación son los trabajadores sexuales que ejercen libremente, puesto que además de suponer un desprestigio supone también una competencia desleal, por así decirlo.