Ayer fuimos al cine ("Venom", yo me eché unas risas y el mozo estaba estupefacto en su asiento ) y, al salir de la sala, vi que tenía una llamada perdida de mi madre. Como eran casi las once de la noche, no devolví el gesto porque soy de la vieja escuela y, a esas horas, sólo se llama para anunciar nuevos muertos.
Esta mañana ha repetido mientras estaba en el baño saludando al señor Roca y, para cuando cinco minutos después, he llamado yo me ha saludado con un : "¿POR QUÉ NO ME COGES EL TELÉFONO?" furibundo que, la verdad, de no haber sido mi madre la interlocutora hubiera contestado colgando y a tomar por culo todos con la pelotica.
Hemos empezado con mal pie. Hemos terminado aún peor cuando le he recordado que, aunque aún no sé si he pasado la primera prueba, tengo que seguir preparándome para la segunda y no me apetece una mierda irme a Ponferrada mientras ellos recogen las castañas.
Cuarenta años tengo, señores. Y a veces parece que para mi familia nunca llegué a la mayoría de edad y estoy obligada por deuda mortal a dejarlo todo por ellos.
@yerena Lo que te voy a decir te lo dice con alguien con 1/3 menos de años (ma o meno haha) pero lo que comentas siempre es muy tóxico y no deberías permitirlo ya, o será una bola imparable, mejor que se ofendan ahora y solucionarlo, que hacerlo más grande.
Y te lo digo, sin que me pidas opinión, ya lo sé, pero ya que no me atrevo a decírselo a quien me rodea con situaciones similares, te lo digo a ti.
Ayer fuimos al cine ("Venom", yo me eché unas risas y el mozo estaba estupefacto en su asiento
Esta mañana ha repetido mientras estaba en el baño saludando al señor Roca y, para cuando cinco minutos después, he llamado yo me ha saludado con un : "¿POR QUÉ NO ME COGES EL TELÉFONO?" furibundo que, la verdad, de no haber sido mi madre la interlocutora hubiera contestado colgando y a tomar por culo todos con la pelotica.
Hemos empezado con mal pie. Hemos terminado aún peor cuando le he recordado que, aunque aún no sé si he pasado la primera prueba, tengo que seguir preparándome para la segunda y no me apetece una mierda irme a Ponferrada mientras ellos recogen las castañas.
Cuarenta años tengo, señores. Y a veces parece que para mi familia nunca llegué a la mayoría de edad y estoy obligada por deuda mortal a dejarlo todo por ellos.
Matadme mucho.