Un pastor alemán, un caniche y un gato se encuentran delante de las puertas del cielo. Les recibe Dios que les pregunta en qué creen. El pastor alemán dice:
— Creo en la disciplina, en la formación y en la fidelidad hacia mi dueño.
Dios le dice:
— Bien, puedes sentarte junto a mi, a mi derecha. Y tu, caniche, ¿en qué crees?
— Yo creo en el amor, en los cuidados de mi dueña y en la paz mundial.
— Vale —le responde Dios—, puedes sentarte a mi izquierda. Y tú, gato, ¿en que crees?
El gato le mira, se lame las pelotas, le vuelve a mirar. Se rasca la cabeza y dice:
— Yo creo que estás sentado en mi sitio.
— Creo en la disciplina, en la formación y en la fidelidad hacia mi dueño.
Dios le dice:
— Bien, puedes sentarte junto a mi, a mi derecha. Y tu, caniche, ¿en qué crees?
— Yo creo en el amor, en los cuidados de mi dueña y en la paz mundial.
— Vale —le responde Dios—, puedes sentarte a mi izquierda. Y tú, gato, ¿en que crees?
El gato le mira, se lame las pelotas, le vuelve a mirar. Se rasca la cabeza y dice:
— Yo creo que estás sentado en mi sitio.