edición general
  1. @DavidElNoHomo Yo empecé con eso del "bueno, no tengo nada mejor que hacer que trabajar" en este sector lleno de empresas líderes en entornos jóvenes y multidisciplinares. Y todo bien hasta que pasé una época de cuatro meses trabajando 14 horas diarias por 1000 € raspados y jugándomela a perder el último bus (que no me pagaban) para volver a mi casa a las 22:30 de la noche desde la otra punta de la ciudad.

    Tras cambiar un par de veces de empresa y ver que en todas pasa lo mismo (echas una mano y terminas saliendo de currar más tarde que el jefe) mi filosofía es muy fácil: hago 0 horas extra. Y si rabian, que rabien. Que yo ahora disfruto más de viajar en metro que de estar comiéndome los sesos delante de un PC para que las empresas se forren a mi costa.
  1. @flekyboy @Yonseca yo he pasado por varias fases, desde trabajos basura reponiendo en el cortinglés, hasta trabajos que sí me motivaban de lo mío.

    Hubo momentos en que me motivaba tanto que hasta trabajaba en fines de semana sin que nadie me lo pidiera para adelantar trabajo.

    Luego tuve problemas de salud relacionados con el stress y ahora me lo tomo con más calma.

    Lo curioso es que no he notado que se me apreciara mucho más en el trabajo antes que ahora, y es que quizás estaba haciendo esfuerzos que nadie me pedía, y que organizándome mejor puedo cumplir mis objetivos sin hacer locuras.

    Supongo que es una evolución lógica, todos hemos tenido esos compañeros de trabajo que llevan mil años en la empresa y que ya sólo piensan en jubilarse. A veces pienso en la ilusión que tendrían cuando entraron y cómo poco a poco fueron perdiéndola con las decepciones del día a día en el trabajo.

    Claro que también hay mamoncetes que desde los 20 años ya están pensando en jubilarse, Y ese es el ejemplo que hay que seguir. Porque al trabajo se va a que te paguen por hacer cosas que nadie más querría hacer gratis. :hug:

    menéame