edición general
  1. Brillante comentario:
    Sigo sorprendiéndome con lo fácil que se suma la gente a ser el tonto de clase. Cuando estaba en EGB nadie quería ser el que se comía las trolas en clase. El incauto que se creía que el conserje quemaba niños, que había un asesino en serie en el barrio, y que habían enterrado a alguien en el patio. Que regalaban caramelos con droga, y tantas otras historias.
    Ahora, de adultos, parece que exista una carrera por ser el más idiota del grupo, y además compartir rápidamente cuanto antes esa mentira para ser tú una especie de "descubridor" o algo así...

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