Mi padre falleció el día 21, con el canto del gallo de fondo, a las 6,30 de la madrugada, tempranito como solía levantarse cuando todavía podía aprovechar el día haciendo sus tareas campestres.

Se marchó desde su casa, como él siempre quiso, tranquilo y sin equipaje porque ya no lo necesita.
Cuando volvió del hospital le hice ver que ya estaba en su casa y pudo decirme que estaba contento. Acarició a su perrita y se durmió durante tres días con ayuda de la UHD.

Hoy ya se ha reunido con su querida Pepa, como era su deseo, aunque una parte de él formará parte de su olivo favorito. Y todo él formará parte de nosotros para siempre.

DEP. Lo echaré mucho de menos.