edición general
  1. “Sangre pepera, hijo; nada del mundo huele así. Amo el olor de la sangre pepera por la mañana. Una vez durante doce horas bombardeamos unas ruedas de prensay cuando acabó todo, subí. No encontramos ni un rastro de pudor de esos mafiosos de mierda. Que pestazo el de la sangre de corrupto. Aquella rueda de prensa olía a... a victoria”.

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