23 de agosto. Voy a comprarme ropa y aunque todavía tienen prendas de verano, no van a recibir más. Ahora lo que les llega ya es de invierno. Con el gustazo que da probarse abrigos y jerseys en esta época, les auguro un alud de ventas brutal.
Por cierto, como podéis imaginar, la tienda estaba casi vacía.
Por cierto, como podéis imaginar, la tienda estaba casi vacía.