edición general
  1. Me imagino la conversación tal que así:
    A: Hola, soy la chunga del pueblo, drogadicta, prostituta ocasional, he estado más veces en la cárcel que dedos tengo, soy conflictiva y todo el pueblo evita cruzarse en mi camino, porque soy chunga, muy chunga.
    B: hola señora chunga, encantado. ¿qué puedo hacer por usted?
    A: quería un perro acorde a mi nivel, lo tendré 23 horas al día atado con una cadena de un metro a la puerta de mi casa y lo sacaré sólo un rato al día, pero por supuesto sin correa y sin bozal.
    B: no me diga más, aquí tiene un perro peligroso acorde a sus preferencias. Ah, y olvídese de licencia, seguro y esas tonterías, que sólo están para recaudar. Y si por un casual algún policía que le tenga manía a usted la quiere multar, son sólo 30 euros de nada, ¿qué es eso comparado con la sensación de chunguismo que va a conseguir cuando vean a su animal?
    A: me lo llevo. Si eso se lo pago con merca de la buena que tengo por aquí
    B: no esperaba otra cosa, ha sido un placer

menéame