Hoy en un bar de Córdoba he presenciado la profesionalidad y buen hacer de un camarero que era de 10. Atento, al servicio del cliente, con recomendaciones y contentedly el origen de los proyectos, agradecido y a todo gracias y que disfrute usted.
Al lado mía una pareja, de unos 60 años, primero llegó el hombre, pide un vino fino y comenta que le parece fuerte. Al momento llega la mujer, quiere un vino y el hombre le dice al camarero que uno más suave que el que ha probado, que ese es muy fuerte para ella. Y ella le contesta al marido que quiere probarlo, que ella también tiene opinión. Me dio pena la mujer, pero estará a gusto con esa criatura.
Al trabajador se le pide siempre que sea un profesional y buen hacer pero al cliente, ¿qué se le espera? No ya pedirle, sino esperar.
La sensación que me dió el hombre de la pareja era de prepotencia y de tener la razón en todo. Por gente como él huyo de trabajos donde tenga que tratar con el público.
Al lado mía una pareja, de unos 60 años, primero llegó el hombre, pide un vino fino y comenta que le parece fuerte. Al momento llega la mujer, quiere un vino y el hombre le dice al camarero que uno más suave que el que ha probado, que ese es muy fuerte para ella. Y ella le contesta al marido que quiere probarlo, que ella también tiene opinión. Me dio pena la mujer, pero estará a gusto con esa criatura.
Al trabajador se le pide siempre que sea un profesional y buen hacer pero al cliente, ¿qué se le espera? No ya pedirle, sino esperar.
La sensación que me dió el hombre de la pareja era de prepotencia y de tener la razón en todo. Por gente como él huyo de trabajos donde tenga que tratar con el público.