No sé si recordaréis que hace unos meses estaba buscando piso (@Yonseca).
Terminé pagando algo entre medias en una zona normalita de uno de los barrios chungos de Madrid.
Claro, yo que vengo de uno de los barrios que ahora son muy decentes en Zaragoza, que ha vivido después en pleno centro de Zaragoza y que aterrizó sin querer en una de las zonas buenas de la capital, pues se nota cambio.
En estos meses he tenido:
- Una llamada al 112 porque mis vecinos de encima se pusieron a reventar media casa buscando 200 €, a grito pelado. Resultó quedar en nada.
- Edificio con dos pisos con puertas antiokupa. No había visto una puerta antiokupa.
- Un propietario "novato en esto" que de repente resulta que tiene 4 pisos en el bloque.
- Ir al Cercanías y encontrarte putas, yonkis descalzos por la calle, gente vendiéndote ajos o empanadillas en la entrada. Salir de esta estación en el último metro y encontrarte yonkis metiéndose algo en el ascensor que acaban de atrancar entre plantas.
- Despertarte de la siesta y oir a la vecina de encima llorando agradecida, hablando por teléfono, porque le han dado una bolsa con comida y ya tenía hambre.
Terminé pagando algo entre medias en una zona normalita de uno de los barrios chungos de Madrid.
Claro, yo que vengo de uno de los barrios que ahora son muy decentes en Zaragoza, que ha vivido después en pleno centro de Zaragoza y que aterrizó sin querer en una de las zonas buenas de la capital, pues se nota cambio.
En estos meses he tenido:
- Una llamada al 112 porque mis vecinos de encima se pusieron a reventar media casa buscando 200 €, a grito pelado. Resultó quedar en nada.
- Edificio con dos pisos con puertas antiokupa. No había visto una puerta antiokupa.
- Un propietario "novato en esto" que de repente resulta que tiene 4 pisos en el bloque.
- Ir al Cercanías y encontrarte putas, yonkis descalzos por la calle, gente vendiéndote ajos o empanadillas en la entrada. Salir de esta estación en el último metro y encontrarte yonkis metiéndose algo en el ascensor que acaban de atrancar entre plantas.
- Despertarte de la siesta y oir a la vecina de encima llorando agradecida, hablando por teléfono, porque le han dado una bolsa con comida y ya tenía hambre.