¿El envejecimiento pone en peligro el sostenimiento de los sistemas sanitarios públicos? Para Unai Martín Roncero, profesor de la Universidad del País Vasco, nada más lejos de la realidad: “La principal amenaza no es otra que el esfuerzo mediático, ideológico e incluso académico que se está haciendo por convertir a la salud y su atención en una herramienta de negocio y lucro”.
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Pues nada, a jubilarse a los 70.
Los gastos de sanidad no son proporcionales a los años de cuidados, porque pueden bajar mucho por avances médicos o tecnológicos. Las operaciones cada vez son más baratas, y lo serán más aún cuando los cirujanos se asistan por robots. Hay enfermedades crónicas que desaparecen ¿cuanto nos ahorramos en pulmones de acero y asistencia sanitaria al erradicar la polio? Pues igual o más nos ahorraremos cuando se cure la diabetes. Hay que invertir en investigación que ahorre costes a la sanidad, por ejemplo una vacuna definitiva contra la gripe. Pero la sanidad es perfectamente sostenible.
Es un debate como el de las pensiones, no es una cuestión de si se puede hacer si no de como hacerlo, por que las consecuencias de su ausencia son mayores que los costes de mantenerlo.
Y es que tanto las pensiones como la sanidad si no se abordan se convierten en problemas sociales graves con costes muy elevados, que se acaban distribuyendo en forma de cargas familiares.
El modelo público aspira a que esas cargas se distribuyan en función de un modelo de reparto de riqueza, que no sea cuestión de mala suerte que te toque asumir los costes de un familiar si no que sea una cuestión social el asumirlos entre todos primando que aporten más los que más tienen.
Si has estado hasta los 40 compartiendo piso y más tiempo en paro que trabajando, con trabajos de mierda sin seguridad ninguna y sin poder cogerte ni un mísero fin de semana entero para relajarte... Así, a duras penas llegas a los 65
Si ya añadimos disminuir tabaquismo, consumo de alcohol, etc. imagínate lo que se ahorra y lo mucho que gana la gente en salud y esperanza de vida.
La sanidad debe ser universal, gratuita y con un catálogo lo más amplio posible, pero cada uno debe mentalizarse de que mantener un buen estado de salud no es sólo poder recibir tratamiento cuando se necesita, es cuidarse para estar lo más sanito posible. Y eso como que todavía falla.