Un relato anónimo de un tío que empezó con un trabajo bien remunerado y estresante y acabó en una espiral sin salida: alcohol, cocaína, apuestas y prostíbulos. Perdió su trabajo, a su mujer, sus hijos y a sus padres. Ahora solo bebe y se droga para ir tirando hasta que reviente. Me parece un testimonio muy duro y que debería hacernos reflexionar sobre la tolerancia y permisividad que se tiene con el alcohol que, al fin y al cabo, es una droga (aunque sea legal)
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