Con la decisión de ayer de devolver todo el dinero de la OPV a los minoristas, se cierra el círculo de la desastrosa creación de Bankia, su salida a bolsa y su histórico rescate con dinero público. Pero todo ello podría haberse evitado si el Banco de España hubiera hecho caso en 2010 a sus inspectores, que alertaron de que tanto Caja Madrid como Bancaja -las dos mayores entidades que se integraron en la fusión- estaban en situación de quiebra más de un año antes de la colocación de acciones en el mercado.
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