Lección de deportividad en los cuartos de final del torneo de Brisbane. Ocurrió en el choque que enfrentaba a Grigor Dimitrov y a Kyle Edmund: con un set para cada uno y 4-4 en el tercero y definitivo, el británico iba a sufrir un mal apoyo que hizo temer lo peor. El búlgaro no dudó en acudir a su ayuda.
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