Elena* es periodista, y tras la crisis de 2008, aunque su empresa pudo aguantar unos años sin prescindir de ella, llegó el temido ERE que se llevó su puesto por delante. Tras un tiempo desempleada y reciclándose, empezó a trabajar mediante pequeños encargos de clientes que querían abrirse a las redes sociales o le pedían redactar textos para sus páginas web.
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