Un auténtico antídoto contra la tristeza, la película está considerada la obra maestra de John Ford, que ganó su cuarto Oscar con ella. Protagonizada por John Wayne y Maureen O’Hara, la historia sigue los pasos de Sean Thornton, un hombretón que regresa a Innisfree, su tierra natal, después de muchos años en Estados Unidos y se encuentra con una ensoñación llamada Mary Kate Danaher (O’Hara), una pelirroja con carácter que le encandilará de inmediato.
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La película, además de ser un sopor, cae en estereotipos obsoletos que deberían estar enterrados en el pasado. La representación de los personajes irlandeses es simplista y carente de profundidad, contribuyendo a una visión anticuada de la cultura. No puedo evitar preguntarme cómo algo tan aburrido y lleno de clichés ha alcanzado el estatus de clásico.
John For tuvo que pelear por su duración, poco más de dos horas, el uso del Technicolor, y además se vió obligado a omitir referencias al IRA, que tenía su propia subtrama en el relato. La censura también se encargó de eliminar a uno de los personajes comentando admirado la cama de los protagonistas, destrozada tras la noche de bodas.
Falso, Michaleen Flynn dice, a la vista del lecho: Impetuous! Homeric!
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Si, son roles y situaciones machistas, de comunidad rural irlandesa del siglo XIX en un contexto de principios del siglo XX, incluso mientras la arrastra, una paisana le acerca una vara "por si quiere azotar a su encantadora esposa". Obviamente, en la vida real esto sería un delito y cárcel, pero cinematográficamente es maravilloso como se representa el noviazgo, enamoramiento y matrimonio de ellos.
CC #6 el error es confundir una película con la realidad.
Creo que, precisamente, la película hace una crítica con tono de humor a unas costumbres anticuadas, pero reales, que en algunas zonas se mantuvieron más tiempo que en otras. La contraposición de esas costumbres (Irlanda rural) con una mentalidad más abierta (la del americano que vuelve al país de sus padres) sirve de base tanto para la crítica como apra el humor costumbrista.
Y no creo que sea adecuado juzgar una película que narra una situación de principios del siglo XX, en una zona atrasada, con la mentalidad del siglo XXI. Es como si hoy vemos Gladiator o Espartaco y decimos "¡Que horror, había esclavos!
#6
Además, justificar los estereotipos y la falta de profundidad narrativa bajo el pretexto de la época y la ubicación es simplemente una excusa débil. Otras películas ambientadas en periodos similares han logrado abordar temas sociales y culturales de manera más inteligente y progresista. "El hombre tranquilo" se queda atrás en este aspecto, y no podemos excusar sus defectos simplemente porque narra una situación del pasado.
Comparar la película con clásicos como "Gladiator" o "Espartaco" no es relevante. Es como si intentaras justificar la falta de desarrollo de personajes y la débil crítica social en "El hombre tranquilo" diciendo que no podemos juzgarla con la mentalidad del siglo XXI. Estamos hablando de cine, una forma de arte que puede y debe ser evaluada en términos de su calidad narrativa, representación y capacidad para trascender las limitaciones de su época. "El hombre tranquilo" simplemente no cumple con estas expectativas, independientemente de su contexto temporal.
Por ejemplo, en cuanto al desarrollo de los personajes, Sean Thorton mantiene toda la película varios dilemas que finalmente resuelve (tal vez no de la forma más civilizada): su reticencia a pelear, su adaptación a las reglas locales en el cortejo, sobrellevar la negativa de su mujer a consumar el matrimonio, el trato hacia Mary Kate una vez casados... Su actitud frente a ellos es cambiante y, desde luego, no es plana.
Mary Kate también presenta una evolución con diferentes matices a lo largo de la película. Desde la vergüenza pre-cortejo hasta el abandono del marido por otro tipo de vergüenza pasando por la resignación a no casarse por la negativa del hermano y, sobre todo, la defensa de lo que ella considera sus derchos (la dote). Acepta el roll social que se le asigna, pero con un alto grado de independencia, criterio propio y orgullo personal.
Es cierto que el resto de personajes son más monolíticos, pero son "parte del paisaje".
Pero bueno, para gustos colores y para escoger las flores.
Seguro que coincidimos en el gusto por otras películas.
Coincido contigo que Ford propone una mirada amable sobre las costumbres rurales irlandesas de los años 30, que podría haber sido más ácido y crítico. Pero a Ford le gustaba el cine costumbrista. Seguramente en manos de Billy Wilder esta historía sería mucho más cínica, sin perder el humor. Estoy pensando, por paralelismo crítcio (aunque los escenarios son diametralmente opuestos) en "Uno, dos, tres" o en "Berlín occidente".
Solo por eso debería ser de obligado visionado.
Y, además, es muy buena.
Y a mi me gusta justo por eso, por comprobar que las mujeres de los años 40 no eran lo tontas que nos hicieron ver que eran en las peliculas de finales de los 60 principios de los 70, en que había dos hombres luchando a vida o muerte con una pistola en el suelo y no se les ocurría recogerla...
La comparación con Ford en cuanto al enfoque costumbrista es inapropiada. Ford, aunque idealiza las costumbres rurales irlandesas, al menos las presenta con una cierta dosis de autenticidad y respeto por la cultura que representa. En cambio, Wilder parece disfrutar desmantelando las estructuras sociales sin ofrecer una alternativa más significativa.
En cuanto a la persona de Billy Wilder, no hay que olvidar que su estilo de dirección a menudo cruzaba la línea de lo despectivo. Las historias de su actitud hacia los actores y el personal de filmación revelan un carácter poco tolerante y egocéntrico. Esto se refleja en sus películas, donde el humor cínico a veces roza lo ofensivo. Al final del día, preferir a Wilder sobre Ford es como cambiar un cliché por otro, y ambos merecen críticas igualmente fuertes.
Tenemos visones del cine diametralmente opuestas.