La existencia de un gigante como Tolkien, referente absoluto en el campo de la fantasía épica, supone un problema terrible para aquellos fans que, además de lectores acérrimos de su obra, también quieren ser escritores. Su influencia nos puede estar poniendo muchas trabas a la hora de sacar nuestras obras adelante o incluso hacerlas publicables. “¿Cómo es posible,” preguntarás, “si goza de tanta popularidad y todo el mundo lo adora?”. Eso es lo que vamos a ver en esta entrada.
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Los escritores mediocres que han venido luego no pueden competir con la fama de Tolkien.
Sí, también se quejaron en el siglo XXI los escritores de [pésimos] libros de caballerías del daño que hizo Cervantes.
Pero volveré a leer el señor de los anillos...y volveré a disfrutarlo.
Al acabar con Tolkien, dejan la literatura fantástica a un lado y se pasan a sagas como Crepúsculo y 50 sombras de Grey.
El artículo trata más de la necesidad o la falta de ella, de que los autores de fantasía traten de escribir algo del estilo de Tolkien. Ni es la misma época, ni los lectores exigen el mismo estilo, ni tienen tiempo para esas cosmologías tan absurdamente detalladas. No lo hagas porque no te va a funcionar. No tratéis de imitar al maestro.
Cosas más directas, ligeras, oscuras y centradas en los personajes sirven perfectamente.
Escritores y sagas de fantasía tienes decenas de gran calidad y cada una de ellas con su estilo y particularidades. No imites a Tolkien, sus adoradores te pondrán a parir, y las nuevas generaciones no están acostumbradas a esa densidad desmesurada de ambientación.
Saludos
Y #3 que está de acuerdo contigo en lo que tú te inventas.
Vaya nivelón.
Bueno,eso y tener algo que contar (es muy importante)
Exactamente como Cervantes: los que venían detrás se quejaban de que los seguidores del Quijote se burlaban de ellos.
Y mira Avellaneda. Le debían tirar hasta piedras
Pues #2, #15 y otros está de acuerdo conmigo: culpar a Tolkien es muy desacertado.
Y de mediocres.
Puestos a hacer de esto una encuesta entre meneantes...
No estoy hablando de tener éxito o ganar dinero, sino de dejar una obra perdurable.
Veremos dónde está la obra de Dan Brown en cien años.