A Concepción Pertíñez, Concha para sus amigos, le raparon la cabeza y se la rociaron con aceite de ricino. “Con dignidad y la cabeza alta”, recuerdan hoy sus familiares, fue escoltada por la Calle Real de Santa Fe camino del barranco de Víznar (Granada), en el que sería el último trayecto de su vida. Apenas atesoraba unos 35 años y un hijo de diez que, tras ver a su madre, fue corriendo a buscar al cura del pueblo para reclamar clemencia. Sus lamentos no surtieron efecto y Concha fue asesinada con un disparo de gracia al borde de una zanja.
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Hoy, casi 90 años después, la Fiscalía Provincial de Granada investiga su asesinato y el de varias decenas de personas como posibles crímenes de lesa humanidad. Sobre el barranco de Víznar han sobrevolado muchas historias -incluido el asesinato de Federico García Lorca-, pero es la primera vez que la Justicia rastrea en las fosas comunes para investigar los crímenes de lesa humanidad que el franquismo dejó allí enterrados.
Crímenes de lesa humanidad que no prescriben nunca, salvo en nuestra democracia plena.
Pero aún no es tarde para seguir exhumando fosas. Y tampoco es tarde para que todo el patrimonio expoliado/robado sea devuelto a los descendientes de los legítimos dueños. Porque lo que más preocupa entre los sectores franquistas es eso, que tengan que devolver todo lo que sus padres o abuelos robaron. Ahí está el caso de Unión Fenosa, tierras, solares, edificios...
Cuantos denunciaron a su vecino entonces para quedarse con sus tierras, sin importarles que eso supusiera su muerte y la desgracia de su familia...
Típico comportamiento de la escoria derechuza de este país.
Con los jueces que si miras sus apellidos vienen todos del mismo lado.
No lo verán nuestros ojos, desgraciadamente
¿Cómo es posible? ¿Incesto? ¿Lios entre primos?
Putos asesinos. Y pensar que aún hoy hay quien los exalta. Imbéciles.
No estoy seguro, pero igual es lo que #2 quiere decir.