El jueves a la una de la madrugada de España (seis de la tarde del miércoles en Houston), una inyección letal envenenará hasta la muerte a Johnny Ray Conner. En 1998 asesinó al dueño de una tienda de alimentación durante un atraco. Si el Tribunal Supremo no lo impide en el último momento, será el ejecutado número 400 en Texas desde 1982 (año que en se reintrodujo la pena capital en ese Estado).
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