El colectivo animalista AnimaNaturalis ha reclamado abrir un debate sobre el futuro de los festejos taurinos, después de que este lunes un toro muriera ahogado durante la celebración de 'Bous a la mar' en Dénia (Alicante), al tiempo que ha criticado "el silencio" de las instituciones tras estos hechos.
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a mi me parece muy procedente mencionar que al gobierno de izquierdas en Valencia le ha interesado más la política linguista que erradicar estas "fiestas" para psicopatas
¡Como tengamos que aguantar al celebérrimo asesino y matador murciano como Ministro de Cultura!
El rótulo ponía: "Animalistas amenazan con liarla en Denia tras ahogarse un toro en los bous a la mar". Literal. Seguido de la secuencia de imágenes del ahogamiento del toro y los "mozos", imagino que los mismos que han propiciado que el toro cayese al agua en primer lugar, intentando sacarlo del agua cosa que obviamente no lograron. El presentador les trataba como si fuesen una especie de salvadores altruistas, no como la banda de salvajes que han arrojado el toro al mar, disfrutando del sufrimiento del animal, para terminar las imágenes con uno de ellos llorando porque no haberle podido salvar y el presentador diciendo algo del estilo "pobre chaval, mirad como llora...." o algo similar.
Menos mal que en la mesa de debate aún quedaba gente con 2 dedos de frente porque la distorsión de la realidad que están realizando los medios para impulsar el discurso de extrema derecha (impulso de tradiciones rancias y salvajes) es más que obvia a estas alturas. Además, tal como puede leerse en las declaraciones, el grupo animalista no amenazó con nada, y el foco de la noticia no deberían ser ellos sino el maltrato gratuito de un animal por parte de una manada de salvajes.
EL montar una fiesta en torno a una tortura lo admito no es muy moderno, pero lo de no comer carne sinceramente no lo entiendo.
Yo me comprometo a comerme lo que tu no quieres.
Básicamente porque también pienso que el estado no debería pretender ser un padre moral e imponer/prohibir ciertos comportamientos. No me parece tan diferente de quién quiere, porque su moral le dice que es lo mejor, prohibir el nudismo, o la pornografía, o la prostitución, o el aborto.
Es que incluso el tener un lugar donde vivir ya tiene un impacto en el medio ambiente, en el entorno, en la fauna, al final nuestra mera existencia es "sufrimiento animal", para mi no tiene sentido ser un taliban, repito, para mi. Si consumes vegetales, tendrán que ser cultuvados, transportados, etc, todo lo que hagamos tendrá un impacto.
Nos empeñamos en hacerlo todo complejo y difícil. Hablamos de violencia y, en lugar de ser tajantes contra la misma, nos ponemos a divagar sobre los distintos nombres de la misma. Así, vamos bautizando un tipo de violencia, y otro, y otro más. Y hay violencias aceptables y otras no. Porque es aceptable insultar y ridiculizar a una persona delante de varios millones de espectadores, pero no es aceptable responder a esa violencia con un tortazo. Y porque, dependiendo de los actores de ese mismo suceso, el mismo hecho puede tener muy diferentes escalas de gravedad. No es lo mismo que un negro le pegue un tortazo a otro negro. Que un blanco se lo pegue a un negro... ¡o que un blanco se lo pegue a una negra! Joder, la escala de gravedad varía e incluso el nombre de esa violencia también. ¿Verdad?
Mientras nos volvemos locos en nuestro empeño por dividirlo todo con el único fin de hacer aceptables ciertos tipos de violencia, ocurre lo que estamos viendo. Que se puede tirar a un toro al mar y partirnos el culo de risa. Se puede lanzar al agua a un mamífero al que la naturaleza no le ha preparado para nadar y hacer una fiesta en torno a ello. ¡¡Celebremos en torno al sufrimiento de otros seres vivos!! Porque esta violencia es válida, amigos. Vaya rueda de molino.
Si fuésemos más contundentes en lo que creemos y tuviésemos la convicción de que no hay violencia válida, no aceptaríamos que en la televisión se produzcan insultos y agravios. No aceptaríamos que en la gala de los óscars, alguien ridiculice a una persona por su físico. No aceptaríamos que dentro de un hogar exista ningún tipo de agresión. No nos importarían los genitales del agresor, ni tampoco del agredido, porque eso no sería el baremo para definir la gravedad del hecho. Y no aceptaríamos, por supuesto, que en pleno 2023 sigamos celebrando la muerte y el sufrimiento de otros seres vivos.
Pero la realidad es la que es. Llevamos la violencia en nuestros genes. La disfrutamos. Y mientras nos convencemos de que somos seres de una moral intachable, buscamos la forma de seguir ejerciendo la violencia de forma justificada. Así nos luce el pelo.