[...] alumnos y alumnas del Quatre Cantons coinciden en algo: algo falla en cómo se está enseñando en feminismo. "El feminismo no se enseña bien. Muchos de nosotros lo vivimos como un ataque y eso genera un enfrentamiento. Sentimos que se les está dando a ellas algo que nosotros no podemos tener" [...]
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Pero si le pregunto a las chicas que conozco si han follado con todos los vecinos, se sienten ofendidas.
Si le digo a alguna chica, "podemos ir a follar si quieres, porque me han dicho que follas con todos." Ya te puedes imaginar cual es el resultado, creo que esa vez voy a follar poco.
Negar la realidad es síntoma de tener el cerebro lavado. Y el feminismo ha lavado muchos cerebros.
Porque luego están las chicas que todavía tienen algo que perder. Las que no follan con cualquiera y no corren el riesgo de que las traten con desprecio mientras follan. Las que saben seleccionar una relación en la que les muestran afecto mientras tienen sexo.
Y luego están las que las intentan convencer de que eso no tiene importancia, pero que se equivocan, o que directamente mienten.
Porque no solo es que rechazasen a las mujeres por la futura baja de maternidad, sino que además si la mujer "se supone" que va a ocuparse de los hijos, cuando el niño tenga que ir al médico o le llamen del cole, entonces ese trabajador vale menos que el hombre que estaría libre de toda carga y responsabilidad.
O tal vez, el feminismo siempre miente.
O tal vez, el feminismo es sinónimo de personas acomplejadas.
Pero luego vienen las acomplejadas diciendo que "fuera a los roles de género".