Oxigena el alto funcionariado, fortalece la legitimidad de los cargos públicos y mantiene en forma la democracia. Está claro que la dimisión, cuando la credibilidad de un político está tocada, es un deporte de lo más sano para el sistema. Y la más reciente, la del ministro de Defensa Karl Theodor zu Guttenberg por acusaciones de plagio en su tesis doctoral, es sólo la última de una larga lista en Alemania, donde renunciaron a su cargo incluso personalidades políticas que después han pasado a la historia con la cabeza alta.
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