Casi por inercia, lo primero que hacen los padres abocados a esta situación es solicitar plaza en las guarderías públicas que les correspondan por empadronamiento. Tras comprobar que, una a una les son denegadas, muchos se lanzan a la aventura de buscar guarderías privadas o encontrar la candidata ideal que ejerza de niñera, opciones significativamente más caras que las de matricularlo en una escuela infantil pública.
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