“La vida no puede ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”. El otro día recordó la periodista Belén Remacha en Twitter un titular de mayo de 2019 que, si ya en su día era certero e invitaba a reflexionar, ahora, tras un año de pandemia, adquiere todavía más sentido. El titular es de una entrevista en El País al paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga y, además de esa frase que deberíamos tatuarnos, deja una interesante conversación sobre nuestros orígenes, nuestro pasado, nuestro futuro o nuestro propósito como sociedad.
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¿Por qué no?
Una puta obra maestra.
Como la práctica totalidad de obras de este genio.
Yo por ejemplo me dedico a la venta directa y atiendo a una media de 50/60 clientes al dia, incluido bares y restaurantes (sabados y domingos).
De socialización ya voy servido, y no veo la hora de llegar a casa y tener tranquilidad y silencio.
Malogramos el tiempo, precioso, no sabemos apreciarlo.
Recomiendo La condición humana, una trilogía maravillosa de Kobayashi. Por cierto, mirad la segunda peli de la trilogía y comparadla con La chaqueta metálica
Posdata: Veís fantamas en todos los comentarios.
2ª posdata: me da igual los colores del arco iris, hace tiempo que me puse gafas y veo el mundo con mayor realidad.
En este país... en este país. En este país y ¡en este país!
Como soy algo mayor, los que sean de mi edad o mayores lo entenderán (qué se reirán un poco).... Campana y se acabo
Ahora se lleva más estarse toda la semana en casa de tus padres (con suerte) confinado con ellos y ya el sábado pasarte por el banco de alimentos.
Quizá la culpa es tuya que no eres capaz de ser feliz con lo poco que tienes. No crees?
Porque eso es una mierda de.vida..si no tienes tiempo para disfrutar(de lo que sea) es una vida de mierda.
Tu PC hace el trabajo que tardaba 10 horas en hacer una estación Vax en los 80, literalmente.
Formatear un libro tardaba medio día o día y medio, hoy tarda 4 segundos en LaTeX con capacidad profesional, y eso en un Core Duo, no digo nada en un equipo de hoy.
Como seres conscientes capaces de razonar, podemos preguntarnos si nuestra única aspiración en este lapso de existencia llamado vida es nuestro mero objetivo biológico, esto es, sobrevivir mientras nos perpetuarnos de cualquier modo, a ser posible con mayor éxito que ningún otro, en modo expansionista.
Gracias a la especialización del trabajo, desde la invención de la agricultura hasta nuestros días, el ser humano resulta capaz de garantizar altos niveles de supervivencia e incluso de calidad de vida sin necesitar una dedicación del 100% de su tiempo a ello. Gracias a esto, ponerse a pensar como en el párrafo anterior es posible. Pero claramente la perpetuación expansionista es el único agente que de modo espontáneo ha dirigido dominantemente hasta ahora la evolución de las sociedades. La automatización de muchos procesos debería de haber ido en la dirección de liberar el tiempo de supervivencia en modo democrático, pero es evidente que no ha sido así.
El modo de construir las sociedades y las garantías de supervivencia y de vida digna no son, ni de lejos, las prioridades naturales de los mecanismos que definen los gobiernos, las guerras (de frontera y económicas), las sinergias sociales y en definitiva las mismas sociedades.
Hay una tensión continua entre la propia ley, el modo en que viene aplicada y los valores éticos y morales que dictarían qué tipo de vida o existencia es digna, y que por si fuera poco están fuertemente fragmentados: hay seres humanos que aprueban moralmente que algunos vivan una vida de esclavo y otros que lo consideran inaceptable. Por ello hay una continua aberrante desviación en el mismo discurso político: el espacio de debate, sus temas, los lugares comunes, lo que se considera relevante, no vienen definidos por inducción de dichos valores (los de una existencia digna con garantías). El resultado es la aparente normalización de ciertos modos de vida, que no están libres de ser considerados inmorales en algún momento de la historia.
Así que, lejos de esperar que toda la humanidad esté de acuerdo con una ética en la que “la vida no pueda ser trabajar toda la semana e ir el sábado al supermercado”, resulta perfectamente legítimo que algunos no acepten una existencia así alienada como dogma de vida.
En lugar de cambiar éste, lo normalizamos -el mantra dela mentira inoculado desde el statu quo de que no hay alternativa mejor al mismo- lo parcheamos constantemente aunque sepamos que nos conduce al desastre..esa es la paradoja humana, la de una especie que obvia su propia capacidad lógica en pos de un fin que les esclaviza, aisla o simplemente le causa sifrimiento o un coste que deberia ser humanamente inasumible y le es ajeno en su razon lógica.
Fíjate el lastre de E/S que eran los discos duros mecánicos con sus interrupciones añadidas,
donde hacía falta más caché muchas veces, hoy en día con poca RAM (relativamente, tengo 2G)
y una SSD va como un tiro cualquier trabajo en oficinas.