Se suele decir que un sistema cuántico puede estar en dos lugares al mismo tiempo; pero también que hay una probabilidad no nula de que el sistema cambie de lugar de forma espontánea, lo que podíamos llamar autoteletransporte. La física cuántica rige todo el universo, incluso el cuerpo humano. ¿Cuál sería la probabilidad de que un humano se autoteletransporte a diez kilómetros de distancia de forma espontánea? Estimarla requiere asumir muchas hipótesis. Massimiliano Sassoli de Bianchi (Universidad Libre de Bruselas, Bélgica) se ha atrevido a ..
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Es infinitamente más probable que ese teletransporte no sea ordenado, es decir, que se teletransporte el brazo pa un lado, el pie pal otro, que ciertas partes se queden aquí... De maneras que si un teletransporte ordenado se hubiera dado por casualidad en algún momento, lo normal sería que hubieran sucedido miles de millones de teletransportes desordenados hasta que una salió bien por casualidad.
Como no existen registros de personas desmembradas, trozos de carne cayendo desde el cielo, vísceras que aparecen de repente incrustadas en una pared del dormitorio... con su explosión posterior por la enorme presión a la que se sometería de golpe a la materia que antes ocupaba ese espacio etc etc...
Creo que podemos asegurar que esa clase de teletransportes nunca se han llevado a cabo.
"Una familia americana vino de Filadelfia a San Giovanni Rotondo, en el 1946, para agradecer al Padre Pío. El hijo piloto de un avión de bombardeo, en la II Guerra Mundial, fuè salvado por el Padre Pío en el cielo en el Océano Pacífico. El avión cerca de aterrizar en el aeropuerto, después de haber efectuado un bombardeo, fue golpeado por los cazatorpederos japoneses. "El avión" - contó el hijo, "Se precipitó y estallò apenas que la tripulación pudiera tirarse en paracaídas. Solamente yo, no sé como, logrè salir a tiempo del avión. Traté de abrir el paracaídas pero no se abrió; me habría estrellado, por tanto, al suelo si de repente no hubiera comparecido un fraile con la barba que tomándome entre los brazos me depuso dulcemente delante de la entrada del mando de la base. Imagináis el estupor que provocó mi cuento. Fue increíble pero mi presencia "obligó" a todos a creerme. Reconocí al fraile que me salvó la vida cuando, un día, mandado con permiso, llegué a casa y mi madre me enseñó la fotografía del Padre Pío, el fraile a cuya protección en sus oraciones y lagrimas de madre me habìa encomendado. ¡Que grande e importante es la oraciòn de una madre!"
Fuente: www.padrepio.catholicwebservices.com/ESPANOL/Bilocacion.htm
Porque Goku es Dios.