¿Has soñado alguna vez que te faltaba aprobar un examen para acabar la carrera? ¿Crees que eres un fraude y antes o después tu jefe lo descubrirá? Tranquilo, el 70% de las personas experimentan alguna vez en su vida un fenómeno identificado por los psicólogos hace más de 40 años, pero más común que nunca. Casi 9 de cada 10 jóvenes creen ser una auténtica estafa.
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A veces el hacer algo que otros no harían, aunque para ti no parezca tanto sacrificio (por el motivo que sea), es suficiente para destacar sobre los demás y ser vital para el éxito de los proyecto.
A mi me pasa que, soy bueno en mi trabajo, pero joder, luego lees artículos en Internet de gente que en el mismo campo alcanzan la excelencia y te ves tan lejos de ellos que te acabas creyendo un manta.
Y ellos creen ser lo mejor que puede ofrecer España.
Que va un septuagenario al médico y dice: vengo porque me gustaría hacer el amor dos veces por semana.
Eso es imposible, le dice el médico.
Tengo un amigo con 80 que dice que lo hace tres veces por semana.
Ah, bueno, pues dígalo usted también.
En España, gran país de fantasmas, como hagas demasiado caso al autobombo, terminas medio loco.
Es el mismo principio de Instagram y pensar que tienes un cuerpo escombro o una vida de mierda si crees (erróneamente) que eso es la realidad de la vida media o el físico de una persona.
Añado chiste:
- Doctor, doctor, que tengo complejo de fea.
- ¿¡Complejo!?
Lo que ves en Internet es postureo, te lo digo porque las únicas veces que he viso gente a mi mismo nivel ha sido en la vida real y nunca presumen de ello ni en persona, ni mucho menos en las redes sociales. ¿Y por qué? Pues porque cuanto más dominas un campo, más consciente eres de tu propia ignorancia dentro de ese campo y eso te hace ser irremediablemente más cauto y precavido. De hecho nunca hablo de ello, a no ser que sea por cuestiones laborales (entrevista de trabajo, encargo, tarea, etc.).
Es decir que has escrito, tocas en un grupo, dibujas o tal y ya te idealizan. El problema es del público, y grave si el creador se monta una fachada y desea mantenerla toda la vida: va a acabar loco.
Lo aprendí en una comunidad de dibujantes donde guionizaba. Los que de verdad lo valen desaparecen de allí y sabes después lo justo de ellos. Los demás siguen y siguen con lo mismo años y años estancados y presumiendo de obras que en el fondo saben son de la media, de un minuto o menos de apreciación y adiós, como todo en Internet.