Próspero, Miranda, Estéfano y Calibán

Próspero explica su dureza hacia Calibán porque, según él, cuando lo trató con naturalidad y humanidad, este intentó violar a su hija, Miranda, algo que el propio Calibán confirma graciosamente cuando afirma que, de no haber sido interrumpido, habría poblado la isla con una raza de Calibanes. Próspero atrapa entonces a Calibán y lo atormenta con magia dañina si éste no obedece sus órdenes. En venganza por este trato inhumano, Calibán adopta a Estéfano, uno de los náufragos que llegan a la isla al comienzo de la obra, como su nuevo dios y señor, después de probar su vino. Calibán intenta incitar a Estéfano para que mate a Próspero; sin embargo, al final de la obra reconocerá que Estéfano no es ningún dios ni alguien igual en importancia a Próspero, y aceptará volver a servir a su antiguo amo.

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