Donald Trump tiende a presentar el mercado laboral como un juego de suma cero: las compañías han traslado la producción a China y otros mercados emergentes. Él hará que esos empleos regresen a Estados Unidos. Por un momento deje a un lado cómo devolver empleos a un país con altos costos otorga un incentivo a las empresas para la automatización. Hay un problema más grande: después de desplazar trabajadores manufactureros estadounidenses, los robots están listos para hacer lo mismo también en las economías emergentes.
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