Actualidad y sociedad
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Subir a un avión con un niño con autismo

La primera vez que subimos con Jaime en un avión tenía cuatro años largos y nos dirigíamos a Disney. Fuimos al aeropuerto sin saber bien qué nos encontraríamos. Para los niños con autismo, a los que sensorialmente les puede afectar todo mucho, los viajes en avión pueden ser excesivos, sobrepasarles en muchos sentidos. Nosotros nos arriesgamos tras comprobar que en coche, tren y autobús Jaime disfrutaba y nos cargamos de chuches y de juguetes que le gustaban.

| etiquetas: avión , autismo , miedo , jaime
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menéame