El acuerdo primigenio entre los sexos (ambos) siempre había sido que los hombres sacrificarían su vida y bienestar por proteger las de las mujeres (y la especie), y a cambio ellas no saldrían de la seguridad de sus espacios. Ambos sexos acordaron esos roles porque, en el pasado, les beneficiaban. Estos roles sólo se tornan opresivos cuando un cambio en las condiciones materiales los dejan obsoletos, p. ej, cuando esa libertad sacrificada vale más que el riesgo del que protege. Las libertades femeninas se han conquistado tras cambios materiales.