La historia de choques entre pájaros y aeronaves comenzó durante uno de los primeros vuelos tripulados de los hermanos Wright en 1905. Desde entonces, las principales preocupaciones han sido no solo la seguridad de los pasajeros y mortalidad de las aves debido a la alta velocidad de los aviones, sino también el coste económico que suponen los daños materiales y los retrasos de las operaciones, estimados en 1.200.000 millones de dólares en todo el mundo cada año.