Los defectos de espín en estado sólido, especialmente los espines nucleares con tiempos de coherencia potencialmente largos, son candidatos convincentes para memorias y sensores cuánticos. Pero sus prestaciones actuales siguen estando limitadas por el desfase debido a variaciones en sus interacciones cuadrupolares e hiperfinas intrínsecas. Científicos del MIT propusieron un eco desequilibrado para superar este reto. El equipo desarrolló un protocolo para prolongar la vida de la coherencia cuántica, que multiplica por 20 su tiempo de coherencia.