Aunque la mandíbula y otros huesos del cráneo fueron desarrollándose para contrarrestar la carga y tensiones durante la masticación, parecen preparados para una carga mucho mayor de lo que esta supone. Además, hay zonas que sufren poca tensión en la masticación pero que son más gruesas, especialmente si atendemos al dimorfismo sexual. En el caso de los primates machos, estas zonas más robustas son los márgenes orbitales, el hueso cigomático y la mandíbula.