Como si de las matrículas se tratase, los ciclones de 2020 han devorado el abecedario de nombres propios con que se denominan a los huracanes atlánticos cada año: de Arthur a Wilfred. Tiramos, desde septiembre, del alfabeto griego. Vamos por Iota. La novena letra griega ha designado la última calamidad que ha arrasado parte de Nicaragua esta semana. Con vientos de hasta 250 km/h (por encima de 120 km/h a ras de suelo se consideran huracanes), sigue el camino de destrucción de Theta y Eta, sus antecesores en apenas dos semanas.