La historia comenzó en el año 2013, cuando Sara Rivers-Cofield, curadora arqueológica estadounidense, se acercó hasta un centro comercial de antigüedades en Maine y entró en una tienda de ropa Vintage. Sara acabó comprando un vestido de la época victoriana, pero lo más fascinante lo encontró en uno de los bolsillos: una bola de papeles arrugados que contenía un mensaje de lo más extraño.