A principios de los años 80 Peter Popoff aseguraba que era capaz de curar cualquier mal gracias al poder de Dios y lo demostraba en grandes salas de conferencias con gente rebosante de enfermedades y de fe. De repente decía el nombre de alguien del público a quien no había visto antes, dónde vivía y qué le pasaba. El enfermo, sorprendido, se acercaba hasta él, o viceversa, y le curaba entre gritos. El show continuó hasta que el ilusionista James Randi, que años antes había desenmascarado a Uri Geller, se metió de por medio.