edición general
  1. @zoezoe Me lo leo despacio cuando tenga más tiempo, pero sí he encontrado una falacia recurrente en la lectura en diagonal: contraponer independencia a federalismo.

    Seamos francos, en España no se desea un modelo federal. Durante años se han cerrado en redondo a las reformas federalizantes, han entendido que la reforma dentro de los marcos legales era una afrenta separatista (vease el artículo de hoy de Bono en el Mundo, sin ir más lejos). Pero es que ni ahora que parece que las mayorías están cambiando lentamente en el conjunto del Estado la prioridad para las fuerzas emergentes es de reforma territorial.

    Los españoles tienen (tenemos) derecho a decidir. Parece una obviedad pero es bien importante. Nadie puede obligar a los españoles a tener un modelo de estado que no desean.

    Por tanto, decir que sería mejor un modelo federal es como decir que sería mejor ser Suecia. No importa, las posibilidades no son esas.
  1. @sintesisnianalisis Me he centrado más en lo de las balanzas fiscales y el encaje de Catalunya en la UE.

    Si se le explicara con meridiana claridad a los catalanes con derecho a voto en un hipotético referendum, apostaría doble contra sencillo por el no.
    1. @zoezoe Los catalanes, contra lo que pueda pensar alguno, saben perfectamente la posición del señor Borrell sobre las balanzas fiscales, puesto que ha sido varias veces entrevistado en CatalunyaRadio, en TV3 y tiene una famosa polémica sobre esto con Sala i Martín.

      Y los catalanes después de conocer sus opiniones parece que se quedan pensando lo mismo. Aventuro por qué.

      Una de las cosas que comentaba a mi familia este fin de semana era las diferencias que había visto entre la Diada de 2012 y la de 2014. En 2012 mi percepción es que la gente estaba enfadada, contra España y contra el Gobierno, con las balanzas fiscales y los supuestos agravios.

      El jueves pasado lo que vi era gente que ya no estaba enfadada sino muy convencida y segura de tirar adelante. El momento del debate ha acabado: de un lado se ofrece algo (arriesgado, a nadie se le escapa) y del otro lo mismo de siempre, sin propuesta alternativa. Creo que eso ha cohesionado a todos quienes quieren superar el statu quo

menéame