Esta mañana nada más terminar de exprimirme el zumo de naranja, he ido a coger el vaso, se me ha resbalado de los dedos y se ha caido por toda la encimera. El vaso es de cristal templado y no se ha roto.

A la hora de la comida he dado sin querer un codazo a un bote de cristal con medio litro de aceite usado que había en la encimera. Se ha caido al suelo y esta vez sí se ha roto. Ha dejado el suelo perdido de aceite, colándose por debajo del lavavajillas.

Todavía estoy limpiándolo. Pero queria traeros una reflexión que me ha asaltado. Y es que con la práctica se consigue la perfección incluso en las disciplinas más difíciles de dominar como es la torpeza extrema.

Por eso os animo a perseguir vuestros sueños, porque la vida os recompensará con creces vuestros esfuerzos, por pequeños que sean.