@Ergo@Tumbadito
Ayer cené en un bar donde no había estado antes, y nunca volveré. En la plaza del centro de una ciudad vecina, es decir, que al menos en verano va a estar lleno todos los días. Pues había dos camareros para la barra, una terraza grande y unas cuantas mesas en el interior. Obviamente agobiados al máximo, lentos atendiendo, y malas maneras porque están hasta los huevos de vivir.
Todo el mundo pierde en esa ecuación: el dueño (que podía vender mucho más y dar mejor imagen), los empleados (explotados), los clientes (mal servicio). Pero no es una anécdota, como tampoco la de Tumbadito, es algo muy común que se extiende a todo tipo de empresas.
La rematamos hoy, salimos los 4 de casa para llevar a la más grande a vacunar y a la mas chica a rehabilitación, una tenía turno 10:30 la otra 11:15 y de viaje de un lugar a otro unos 15'.
Llegamos temprano al sitio para vacunar y cuestión que a las 10:30 ya estábamos a 2 calles de la rehabilitación, nos sobraban 45' y mi hija más grande dijo "Si no piden mucho los invito un café" nos sentamos en un bar.
Nos levantamos a las 11:05 sin que nadie nos atendiera (2 empleados para elaborar + barra + mesas) así que tras 35 minutos de espera nos fuimos dejando 0€ en la caja.
Muchas veces me ofrecieron asociarme para poner cosas de gastronomía y siempre arranco con la misma pregunta ¿Cuántos empleados somos? Nadie responde más de 3 con lo que desisto de seguir la conversación y la cierro con un
¿Vos pensás que el gallego de un bar en una estación de tren en Bs As tiene 4 o 5 personas detrás de la barra porque le gusta pagar sueldos? ¿Vos crees que el gallego de un bar de barrio en Bs As tiene 2 en la cocina, uno o dos en la barra y 2 o 3 mozos porque le gusta tener problemas ?
Ayer cené en un bar donde no había estado antes, y nunca volveré. En la plaza del centro de una ciudad vecina, es decir, que al menos en verano va a estar lleno todos los días. Pues había dos camareros para la barra, una terraza grande y unas cuantas mesas en el interior. Obviamente agobiados al máximo, lentos atendiendo, y malas maneras porque están hasta los huevos de vivir.
Todo el mundo pierde en esa ecuación: el dueño (que podía vender mucho más y dar mejor imagen), los empleados (explotados), los clientes (mal servicio). Pero no es una anécdota, como tampoco la de Tumbadito, es algo muy común que se extiende a todo tipo de empresas.