edición general
  1. @War_lothar De nuevo hay dos puntos de vista:

    La función del congreso es proponer, debatir, votar y aprobar las leyes (si procede).
    Una parte que es importante en mi opinión es la de "debatir".

    Si debatir SI es importante, el poner un interlocutor de por medio es un estorbo.
    Si debatir NO es importante, y en su lugar se usa el atril para dar discursos a tus votantes, y para provocar titulares, entonces sí debo estar de acuerdo contigo. Esto a día de hoy es una realidad, pero creo que no debería ser así, y por tanto no puedo más que estar en contra de esta medida.

    En mi opinión los representantes han de velar por los intereses de los representados: esto es, proponiendo, debatiendo y votando leyes que a su criterio les beneficien. Si el congreso se usa como se debe, entonces es un lugar de debate entre parlamentarios, y se debe hablar una legua común. Para dar discursos a sus votantes están las ruedas de prensa.

    Pero vamos, que sólo es mi opinión. Y ya sabemos que cada uno tiene la suya.

    @rar Efectivamente, todo español tiene el deber de conocer la lengua.
  1. @jorgito El Congreso no es solo el discurso del atril. También hay comisiones, grupos de trabajo, etc, que se reúnen en los despachos del congreso y ahí es donde se debate, negocia y discute. Porque debatir entre 350 personas es muy complicado, así que se hacen pequeños grupos. Aquí tienes la lista de la pasada legislatura:
    www.congreso.es/es/comisiones?p_p_id=organos&p_p_lifecycle=0&p

    De las reuniones en dichos grupos de trabajo también hay transcripciones y actas, por cierto:
    www.congreso.es/es/publicaciones-organo?p_p_id=publicaciones&p_p_l

    Por hacer un símil, es como si en en una empresa [1] de cientos de personas hubiera varios departamentos dedicados cada uno a una cosa (las comisiones parlamentarias) y después esos grupos de trabajo expusieran sus conclusiones ante todos los trabajadores (las sesiones parlamentarias)

    Debatir, se debate. Pero en otro sitio y en grupos pequeños.

    [1] No me gusta el simil empresarial, pero bueno

menéame