De alguna manera, aprender a programar una computadora es similar a aprender un nuevo idioma. Requiere aprender nuevos símbolos y términos, que deben organizarse correctamente para instruir a la computadora sobre lo que debe hacer. El código de la computadora también debe ser lo suficientemente claro para que otros programadores puedan leerlo y entenderlo.
A pesar de esas similitudes, los neurocientíficos del MIT han descubierto que leer el código de una computadora no activa las regiones del cerebro que están involucradas en el procesamiento del lenguaje. En su lugar, activa una red distribuida llamada red de demanda múltiple, que también se contrata para tareas cognitivas complejas como resolver problemas matemáticos o crucigramas.
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