Despertad del sueño dogmático del racionalismo; sin escepticismo no hay conocimiento

Según Proclo, en el año 480 a.C el pitagórico Hipasos de Metaponto descubrió la dificultad de los números irracionales. En un tono apocalíptico, Jámblico cuenta las consecuencias de la divulgación, por parte del propio Hipasos, del fenómeno de la inconmensurabilidad de la diagonal del cuadrado.

Se dice que primero que reveló la naturaleza de la conmensurabilidad e inconmensurabilidad a los indignos de participar de tales conocimientos fue aborrecido hasta el punto de que no sólo lo expulsaron de la vida y de la vivienda en común, sino que incluso le erigieron una tumba como si él, que había sido una vez compañero, hubiese abandonado la vida entre los hombres. ...Otros afirman que la divinidad se enojó contra quien divulgó la doctrina de Pitágoras, pereciendo como un impío en el mar por sacrílego al haber revelado la doctrina de los números irracionales y la inconmensurabilidad.

La divulgación del fenómeno de la inconmensurabilidad se consideraba un pecado contra lo más sagrado, un grave sacrilegio, acreedor al más terrible castigo divino; ser conducido al lugar de origen, es decir, a la nada, ser desposeído del ser. Ahora diríamos que Hipasos fue cancelado. Pero, ¿Por qué fue tan grave el sacrilegio de Hipasos? Los Pitagóricos consideraban como núcleo dogmático de su Filosofía que los números son la esencia (arjé) del universo y encuentran que las consecuencias de su principal teorema (el de Pitágoras) atentan contra los fundamentos de su doctrina, que les había llevado a establecer un paralelismo entre el concepto numérico y la representación geométrica. En efecto, el cuadrado que es una de las figuras geométricas más simples, incluye un terrible ente geométrico, en el que hay un segmento, la diagonal, que no es conmensurable con otro segmento, el lado. No hay un submúltiplo de ambos, la diagonal y el lado, que pueda tomarse como unidad, para medir a ambos segmentos. Así quedaba eliminada de la Geometría la posibilidad de medir siempre con exactitud. Se había descubierto la magnitud inconmensurable, lo irracional (no expresable mediante razones), "el alogon", que provocaría una crisis sin precedentes en la Historia del conocimiento, tan profunda que Gustavo Bueno y otros pensadores sitúan el comienzo de la filosofía en el momento en el que Platón incorpora este hecho en sus diálogos. Para la tesis que pretendo defender es necesario tener en cuenta dos ideas fundamentales, a saber:

  • La irracionalidad de la realidad surge por como se nos presenta, percibimos (fenómeno) y entendemos la propia realidad, no por como es en si misma (noúmeno), siempre contradictoria, plena de complejidad e incertidumbre.
  • El entendimiento humano supera la condición "irracional" de la realidad, integrando esa "irracionalidad" en el logos/conocimiento.

Han pasado muchas cosas desde entonces, tanto en la historia de la humanidad como en la historia del conocimiento (si es que se puede hacer distinción entre ambas historias). Si hay algo que nos ha demostrado la historia es que no es lineal, mucho menos la historia del conocimiento, de tal manera que podemos decir que a partir de los postulados pitagóricos, el problema ontológico (no el matemático) que provocó; la crisis sin precedentes en la Historia del conocimiento no ha sido resuelto y ahora, después del giro copernicano de Kant, sabemos que nunca será resuelto, al menos haciendo uso exclusivo de la lógica analítica. Sin embargo el espíritu de nuestro tiempo (zeitgeist) sigue anclado en lo que Nietzsche expuso como la forma cínica de vivir del hombre moderno, entregando totalmente su personalidad al proceso del universo. Según Nietzsche no fuimos capaces, ni lo estamos siendo, de superar "la hipérbole de todas las hipérboles, la palabra universo, cuando todo el mundo sinceramente debería hablar del ser humano, del ser humano, del ser humano y nada más que del ser humano". Después de superar el animismo y resto de misticismos, después el pensamiento teocéntrico, no somos capaces de desarrollar un pensamiento antropocéntrico, quizás porque es imposible asumir que no hay nada que nos sustente, que estamos solos para entendernos y para entender el universo, y que ese es el nivel de escepticismo al que deberíamos llegar si queremos aprehender la realidad.

NOTA

Este artículo lo he desarrollado como un comentario de texto del vídeo; Nietzsche lo apolíneo y la crítica al solipsismo cartesiano. La exposición de la doctora en filosofía Ana Minecam es una maravilla que cualquiera que quiera entender el mundo en el que vive no se debería perder, sobre todo porque puede ayudar a despertar del sueño dogmático del racionalismo.