La música es una rareza desde el punto de vista biológico”, dice el neurocientífico de la Universidad McMaster Daniel Cameron. “No tiene ningún beneficio evolutivo. No nos ayuda a reproducirnos, no nos alimenta ni nos proporciona refugio. ¿Por qué nos gusta tanto y no podemos resistirnos a movernos a su ritmo?” Cameron y sus colegas han descubierto que su influencia va mucho más allá de lo cultural.
|
etiquetas: música , experimento , tacto , oído , daniel cameron , mcmaster
Nuestros antepasados eran monos cantarines. El cante demostraba salud, particularmente ausencia de infecciones respiratorias, por lo que el macho más cantarín era elegido para la cópula. Una vez establecido el mecanismo, la evolución lo perfecciónó creando mejores cantarines y hembras con fina sensibilidad musical. Semejante habilidad sonora posibilitó el habla, que evolucionó rápidamente debido a su enorme utilidad, especialmente para coordinar acciones de guerra. Esto desarrolló la inteligencia, pues la tribu que sabía prever las trampas de su enemigo es la que sobrevivía.
Subsisten en nosotros instintos de aquellas épocas. Por ejemplo las groupies se pirran por ser folladas por los cantantes de rock&roll.
Sin acritud hombre... que estamos de guasa.
Ahora en serio, siendo un completo ignorante en el tema, una explicación puede ser la innata capacidad del ser humano de sincronzarse/adaptarse al medio. Sólo una percusión es suficiente para mover el esqueleto.
Que viejo me siento, por cierto #1, yo sí que me apunto a estudiar en esa universidad
Muahahahahaha